5. HIBRIDACIÓN Y LA LEY

INTRODUCCIÓN

El periódico estudiantil de una universidad fundamentalista publicó un ataque estudiantil contra ciertas actitudes comunes. Una de las posiciones que se condenaban se resumía así: «No puedo ni imaginarme tener a un homosexual como amigo». La respuesta a esto fue: «¿Puedes sinceramente imaginarte a alguno de tus amigos que no tenga algunas manías horriblemente serias?». El artículo continuaba:
«Los universitarios en Westmont deberían saber la respuesta cristiana a la marihuana». (¿Cuál es, precisamente, la respuesta «cristiana»? O, ¿hay más de una posición posible? ¿Es el uso de la marihuana inherentemente malo? ¿Es malo debido a que es ilegal? ¿Qué sucede si la ley cambia?).
«Me repugna el pensamiento de la homosexualidad, la drogadicción y la prostitución». (Algunos sienten repugnancia por ignorancia de las condiciones sociales, hipocresía, piedad falsa, y por cerrar a propósito los ojos a la realidad).
«No puedo darme el lujo de intervenir socialmente en los problemas de la comunidad de Santa Bárbara. Mi primera responsabilidad es estudiar». (¿Cómo puedo no intervenir? ¿Qué quiere decir ser un estudiante? ¿Puedo en algún momento excluirme de ser una persona y todo lo que eso significa?).
Tales actitudes de permisividad y antinomianismo resultan espantosas para muchos, especialmente cuando vienen de círculos ostensiblemente evangélicos. Pero la realidad es que en círculos fundamentalistas, tanto como en círculos luteranos, calvinistas, anglicanos, bautistas, católico romanos, y otros, tales opiniones están llegando a ser la regla antes que la excepción.
Los que se oponen a ellas están en la minoría, y por lo general carecen de base teológica para ser efectivos en su oposición, porque, cuando se hace a un lado la ley, entonces la ética del amor impera. En donde el antinomianismo prevalece, el amor se vuelve la nueva «ley» y el nuevo salvador; es entonces la respuesta a todo problema, a la perversión, a la criminalidad, a la herejía y a todo lo demás. Donde el amor es la respuesta, toda ley y orden deben dar paso al imperativo del amor.
Lo mucho que la gente cree en el amor como curalotodo se notó en el juicio de un médico de Bel-air, California, que participó en la conspiración de fraude de tarjetas del Friars Club (aunque no fue llevado a juicio después de ser acusado), y que se declaró culpable de hacer declaraciones falsas en sus declaraciones de impuestos a la renta de 1964.
El Dr. Lands le suplicó al juez Gray: «Remítame a mi familia y a mi perro; por lo menos sé que él me quiere».
El médico declaró: «Me siento como un niño huérfano de madre: nadie me quiere».
El amor sin ley es permisividad total; es en última instancia una negación del bien y del mal a favor de un camino que creen más elevado. La ética del amor conduce a la ética situacional, en la que la moralidad de una situación la determina la misma situación y la acción de amor que exige, y no la ley absoluta de Dios.
Dondequiera que se niega la ley, la lógica conduce inevitablemente a una ética situacional, a menos que se restaure el imperio de la ley en la vida y el pensamiento. Los círculos evangélicos que, aunque negando la ley, todavía no están en ética situacional, representan solo casos de desarrollo impedido; un decreto administrativo, como una encíclica papal, bloquea el progreso lógico a la ética situacional.
La ley es pues necesaria y básica para la fe cristiana. El amor, en el pensamiento bíblico, no es antinomiano, sino el cumplimiento de la ley (Ro 13: 8-10). Los padres a la antigua son entonces bíblicamente sólidos al declarar que disciplinan como un acto de amor.
El antinomianismo destruye el discernimiento y el uso inteligente de las cosas, y se prohíbe. Algo de la legislación en este aspecto es interesante en grado sumo:
Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos (Lv 19: 19).
No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña. No ararás con buey y con asno juntamente. No vestirás ropa de lana y lino juntamente (Dt 22: 9-11).
El comentario de Ginsburg sobre Levítico 19:19 va, aparte de algunos detalles, al punto:
El Dios Santo hizo todo «según su especie» (Gn 1: 11, 12, 21, 24, 25 y ss.) y con ello ha establecido una distinción física en el orden de su creación.
El que el hombre una cosas disímiles equivale a una disolución de las leyes divinas y actuar al contrario de las ordenanzas de Aquel que es santo, y cuya santidad debemos obtener.

NO SEMBRARÁS TU VIÑA CON SEMILLAS DIVERSAS.

Según los administradores de la ley durante el segundo Templo, la prohibición se aplica solo a semillas diversas para alimento humano, mezcladas con el propósito de sembrarlas en el mismo campo, como, por ejemplo, trigo y cebada, frijoles y lentejas.
Estas un israelita no debía ni sembrarlas para sí mismo ni permitir que un extranjero lo hiciera por él. Las semillas de granos y semillas de árboles, así como también semillas de diferentes tipos de árboles, se pueden sembrar juntas.
Las palabras iniciales de la parábola: «Tenía un hombre una higuera plantada en su viña» (Lc 13: 6), no contraviene esta ley. Las semillas que no están destinadas a consumo humano, tales como hierbas amargas o plantas destinadas a remedios, estaban exentas de esta ley, y como los híbridos de padres mixtos, se permitía el uso de semillas sembradas con diversas clases. Aunque aquí no se mencionan árboles, la ley se aplicaba a los injertos.
De aquí que se prohíbe injertar un manzano en un cítrico, o hierbas en árboles. Según los administradores de la ley durante el segundo templo, un israelita no debía remendar una tela de lana con hilo de lino, ni viceversa.

CIERTAS CONCLUSIONES LEGALES APARECEN CON CLARIDAD DE ESTAS LEYES:

Primero, el mandamiento «No matarás» es una ley que claramente favorece la fertilidad. Dañar o destruir la fertilidad de los hombres, plantas y animales es violar esta ley. Los híbridos son claramente una violación de esta ley, como estas normas jurídicas de Levítico 19:19 y Deuteronomio 22:9-11 lo dicen con claridad.
Las plantas y animales híbridos son estériles y frustran el propósito de la creación, porque Dios hizo todo vegetal con su semilla «en él» (Gn 1: 12). La hibridación trata de mejorar la obra de Dios intentando aprovechar las mejores cualidades de dos cosas diversas; y no hay duda de que algunos híbridos en efecto muestran ciertas cualidades ventajosas, pero también no hay duda de que tienen un precio, al producir algunas desventajas serias. Por sobre todo, conduce a la esterilidad y con ello viola la ordenanza de la creación de Dios.
Segundo, los mandamientos sin duda requieren respeto por la creación de Dios. Si Dios es el creador de todas las cosas, entonces todas las cosas tienen un propósito y son buenas en su función creada. Si todas las cosas han evolucionado, entonces todo, incluyendo el hombre, ha demostrado, en el mejor de los casos, capacidad de supervivencia, pero, en el peor de los casos, es un error evolucionista y por consiguiente destinado a desaparecer.
No hay ningún bien asegurado en nada en ningún mundo evolucionista. La ley, sin embargo, nos exige que respetemos la integridad de toda cosa viva al abstenernos de la hibridación. El hombre puede matar y comer plantas y animales bajo la ley; esto está dentro de la ley de Dios.
Pero intentar mediante la hibridación alterar o trascender una de las «especies» creadas por Dios es contra su ley.
Tercero, la ley también afirma un principio moral general de evitar de manera total y aborrecer cualquiera y todas las violaciones de «especies». Así, la ley declara: No te echarás con varón como con mujer; es abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión (Lv 18: 22, 23).
La homosexualidad y el bestialismo eran prácticas religiosas de las religiones de caos, y su persistencia y extensión en el mundo moderno están asociadas estrechamente con impulsos anticristianos y de rebeldía. El castigo de tales ofensas era la muerte de todos los participantes, incluyendo los animales (Lv 20: 13, 15, 16; Éx 22: 19). Es revelador de la naturaleza antinomiana del fundamentalismo que Merrill F. Unger no cita la pena de muerte por la homosexualidad en su diccionario.
El Nuevo Testamento deja en claro que la homosexualidad es la extinción del hombre, la culminación de la apostasía (Ro 1: 27; Gá 5: 19; 1ª Ti 1: 10), y los que la practican están fuera del reino de Dios (1ª Co 6: 9, 10; Ap 22: 15).
Las leyes de la Nueva Inglaterra puritana exigían la pena de muerte en términos de las Escrituras. Por eso, John Winthrop anotó: «Un Hackett, siervo de Salem fue hallado en ayuntamiento con una vaca, el día del Señor». Conforme a la ley bíblica, se ejecutó tanto al hombre como a la vaca.
Cuarto, San Pablo se refirió al significado más amplio de estas leyes contra la hibridación, y contra uncir un buey y un asno a un arado (Dt 22:10), en 2ª Corintios 6: 14: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?». Con yugo desigual se refiere a matrimonios mixtos entre creyentes y no creyentes, y se prohíbe de manera clara.
Pero Deuteronomio 22: 10 no solo prohíbe por inferencia el yugo religioso desigual, y como un caso de ley, sino también el yugo desigual en general. Esto quiere decir que un matrimonio desigual entre creyentes o entre no creyentes es un error. El hombre fue creado a imagen de Dios (Gn 1: 26), y la mujer es la imagen de Dios reflejada en el hombre, y del hombre (1ª Co 11: 1-12; Gn 2: 18, 21-23).
«Ayuda idónea» quiere decir como un reflejo en un espejo, una imagen del hombre, lo que indica que la mujer debe tener algo religiosa y culturalmente en común con su esposo. El peso de la ley va contra los matrimonios interreligiosos, interraciales, e interculturales, porque normalmente van en contra de la misma comunidad que el matrimonio debe establecer.
Yugo desigual se refiere más que al matrimonio. En la sociedad en general se refiere a la integración forzada de varios elementos que no congenian. El yugo desigual en ningún campo produce armonía; más bien, agrava las diferencias y retarda el crecimiento de elementos diferentes hacia una armonía y asociación cristianas.
Para volver a nuestro segundo punto, el respeto por la creación de Dios que la ley exige, las Escrituras dejan bien claro que Dios, al crear todas las cosas, las pronunció «buenas» (Gn 1: 4, 10, 12, 18, 21, 25, 31). El hombre, por consiguiente, no puede tratar con desprecio a sus semejantes ni a ninguna parte de la creación.
La ley se refiere de manera específica a los animales. Estas referencias son como siguen, o sea, referencias que piden bondad para los animales:
1. Éxodo 20: 8-11; 23: 10-12 y Levítico 25: 5-7 se refiere a la necesidad de un descanso o un sabbat para los animales. Los animales salvajes comen del fruto de la cosecha del año sabático, y a los animales domésticos se les incluye en el descanso sabático semanal. El año sabático también es descanso para la tierra.
2. Al buey que trilla se le incluye en las recompensas de la cosecha (Dt 25: 4).
Esta ley establece el principio de que el obrero es digno de su salario o paga (1ª Co 9: 9; 1ª Ti 5:18).
3. La ley en contra de matar a la madre junto con la cría va en contra de la destrucción de una especie (Lv 22: 28; Éx 34: 26 b; Dt 22: 6, 7).
4. Se exige la devolución de animales domésticos extraviados (Éx 23: 4, 5; Dt 22: 1-4); y esto quiere decir bondad para el prójimo de uno, y también para el animal, al que hay que aliviar si está bajo una carga demasiado pesada.
Pero el respeto por la creación quiere decir mucho más que bondad para los animales. Quiere decir reconocer que, como Dios es el creador, todas las cosas tienen un propósito en términos de Él. En años recientes, una falta de respeto fundamental para el mundo ha sido básica a mucho de la ciencia.
Algunos podemos recordar que se nos enseñaba en las escuelas, colegios y universidades que un día, gracias a la ciencia, el hombre viviría en un mundo totalmente libre de gérmenes y estéril. Esta perspectiva degenerada ya ha producido mucho caos, como reveló el estudio de Carson. Lewis Mumford llamó la atención a la nueva ciencia y su menosprecio por la vida:
«¿Qué quedará del mundo vegetal», dice el Dr. Mumford, «si permitimos que la cultura básicamente de aldea, fundada en compañerismo simbiótico estrecho entre el hombre y las plantas, desaparezca. Hay elevado número de personas trabajando en laboratorios científicos hoy que, aunque todavía puedan llamarse biólogos, no tienen conocimiento de esta cultura excepto por rumores vagos y ningún respeto por sus logros.
«Sueñan con un mundo compuesto de sintéticos y plásticos, en el cual no se anima a que crezca ninguna criatura por encima del rango de algas o levadura».
Un factor biológico de seguridad existía cuando del 70 al 90% de la población del mundo se dedicaba a cultivar plantas. «En el siglo pasado este factor biológico de seguridad se ha encogido. Si nuestros líderes despertaran un poco a estos peligros planearían no urbanización, sino ruralización».
Conforme se eliminan los insectos, destaca el doctor Mumford, las plantas que dependen de ellos para su inseminación están sentenciadas.
La interferencia imprudente del hombre en el equilibrio de la naturaleza está produciendo problemas serios. Francois Mergen, decano de la Facultad Forestal de la Universidad Yale, ha escrito:
Una comprensión más plena de los procesos naturales es un imperativo absoluto a fin de evitar calamidades medioambientales serias. Algunos desastres medioambientales pasados se pueden atribuir a nuestro abuso de los sistemas naturales.
La Organización Mundial de la Salud ejecutó vastos programas de control de plagas para los pobladores de Borneo. A fin de erradicar los mosquitos, considerados una plaga de dimensión seria, la Organización roció DDT extensamente en las poblaciones. Poco después de la aplicación, los techos de hojas de palma de las casas de la población empezaron a derrumbarse.
Resultó que ciertas orugas que se alimentan de los tallos de la palma de repente habían aumentado. Debido a su hábitat las orugas no estaban expuestas al DDT, pero unas avispas depredadoras que de ordinario mantienen a la población de orugas a niveles bajos no destructivos eran vulnerables al veneno y las aniquilaron.
Harrison pasa a relatar otras reacciones ecológicas al rociamiento. Para erradicar las moscas dentro de las casas de las poblaciones, los trabajadores de la Organización Mundial de la Salud rociaron DDT puertas adentro. Hasta ese tiempo una pequeña lagartija que habita en muchas casas de Borneo controlaba las moscas.
La lagartija siguió comiéndose las moscas que ahora estaban fuertemente contaminadas con DDT, y las lagartijas empezaron a morir. A las lagartijas, a su vez, se las comían los gatos domésticos, y los gatos domésticos a su vez murieron por envenenamiento con DDT. Como resultado del exterminio de gatos, las ratas empezaron a invadir las viviendas. Como todos sabemos, las ratas no solo consumen comida humana sino que también presentan una seria amenaza por el contagio de enfermedades, tales como la peste bubónica.
Las ratas aparecieron en cantidades tan elevadas que la Organización Mundial de la Salud tuvo que dejar caer en paracaídas una nueva provisión de gatos en Borneo en un esfuerzo por restaurar un equilibrio que había estado operando con éxito pero que no reconocieron los técnicos que habían llegado para ayudar. Relato esta experiencia verdadera y reciente porque muestra la interrelación entre seres vivos y su medio ambiente.
Para vivir en armonía con su medio ambiente, el hombre debe modificar muchas de sus acciones, y conocer la naturaleza. De veras podemos considerarnos afortunados de que ninguno de los «descubrimientos científicos» haya interrumpido de manera evidente los procesos de la cadena de alimentos al punto de haber producido catástrofes serias.
Hasta aquí he hablado de hechos muy elementales que son bien conocidos por los ecólogos. Si, sin embargo, estas cosas las saben los administradores e ingenieros que planean las manipulaciones del medio ambiente, rara vez las hacen evidentes.
El mito de que la tecnología es la solución a todos nuestros problemas, no obstante, los planificadores lo cuestionan más y más, así como también el público en general. Ya no pensamos que las fuentes de ciencia y tecnología no tienen fondo y estamos empezando a reconocer que hay limitaciones biológicas impuestas en nuestras culturas. Hay un mayor aprecio del hecho de que el hombre es una parte integral de estos sistemas muy complejos y que una falta de comprensión puede producir pérdidas serias.
Mergen es demasiado optimista. Mientras el hombre se vea a sí mismo como dios en un mundo en evolución, buscará la manipulación tecnológica de este mundo.
En muchos aspectos hoy se producen problemas mediante la interferencia planeada: las ardillas aumentan enormemente cuando se mata a los coyotes; los mosquitos se multiplican cuando se destruyen los pájaros, ranas y otras contenciones naturales contra ellos, y cosas por el estilo.
En Pensilvania oriental, el rociamiento ha producido daño considerable, al matar abejas y acabar con el negocio de los apicultores. La pérdida de abejas tiene sus problemas: puede conducir a problemas de polinización.
Por otro lado, el respeto a la creación de Dios puede llevar a consecuencias muy felices. En Griggsville, Illinois, empezó un movimiento en 1962 para restaurar una solución natural al problema de las plagas:
La campaña de Griggsville empezó modestamente en 1962. Los Jaycess de Griggsville instalaron 28 casas para vencejos púrpuras a lo largo de su calle principal.
Los vencejos anidaron, y la ciudad ha tenido algunos resultados asombrosos. ¡Los ciudadanos vieron que su problema de mosquitos quedó resuelto! Por fin pudieron disfrutar de sus patios, huertos y jardines sin molestias. Eso fue solo el principio. Para la feria anual de la ciudad, había sido costumbre rociar pesticida químico para controlar los insectos que picaban.
Pero ese año, por alguna circunstancia fortuita, el embarque usual fue desviado a otra ciudad, y no llegó a Griggsville a tiempo. Pero los vencejos habían llegado y tenían hambre.
Puesto que estos pájaros viven solo de insectos vivos, prosperaron durante la feria. Cuando el caza problemas de la firma química llegó a la ciudad y pidió disculpas por el retraso del embarque, el comité de la feria le dijo que ya no necesitaban el pesticida. En sus palabras: «Le dijimos que si podía hallar una mosca o mosquito en el establecimiento ordenaríamos diez veces la cantidad de insecticida. No pudo, y se llevó de regreso el embarque».
La experiencia de Griggsville se amplió, a granjas vecinas, que reconocieron los valores económicos de atraer a los vencejos púrpura. Los ganaderos, por ejemplo, aprendieron que los nidos para estos pájaros, puestos en corrales, eran una contribución positiva al tener menos insectos que fastidiaran al ganado. Esto produjo mejores ganancias de ganado.
El proyecto inicial de vencejos púrpura de Griggsville tuvo tanto éxito que pronto incluyó a los Boy Scouts, los escolares, la junta directiva de los parques de la comunidad, la junta de la feria de Illinois occidental, hombres de negocios, agricultores, horticultores, funcionarios municipales y estatales, conservacionistas, funcionarios civiles por toda la nación, y su extensión continúa.
La promoción de vencejos púrpura se extendió a muchas otras comunidades.
Por ejemplo, en La Verne, Iowa, insecticida por valor de $200 ya se había comprado, pero después de atraer a los vencejos púrpura, ¡ni siquiera tuvieron que recurrir a un rociamiento por valor de veinticinco centavos! Asimismo, en Danville, Kentucky, un proyecto de vencejos púrpura se inició como resultado directo de la preocupación del municipio por los peligros del control químico de las plagas. Su acción hizo que un periodista dijera en un editorial: «El uso de contenciones naturales de las plagas nos parece muy superior a las prácticas del distrito de control de mosquitos rociando indiscriminadamente insecticida en sectores residenciales amplios.
Pensamos que la mayoría de las personas preferiría la vista de los vencejos cayendo en picada por los cielos y el canto de los pájaros, al siseo del rociador. Tal programa también ahorraría dinero de los contribuyentes que ahora se gasta en químicos costosos y probablemente provee mejores controles. Por lo menos, se debería probar».
Al hacer publicidad de este pájaro, a menudo se ha citado el hecho de que un solo vencejo púrpura puede devorar hasta 2,000 insectos voladores por día.
El Sr. Wade piensa que esa es una grotesca subestimación. Basado en la investigación, el promedio real parece ser entre 10,000 y 12,000 mosquitos al día cuando estos insectos son abundantes. El vencejo púrpura también come moscas, escarabajos, polillas, langostas, gorgojos, y otros insectos que consideramos dañinos o una molestia. Contrario a la creencia popular de algunos, el vencejo púrpura no come abejas. El vencejo común, con el cual a veces se confunde al vencejo púrpura, es el que come abejas, y el vencejo púrpura tampoco come fresas o semillas. Su dieta es ciento por ciento insectos vivos.
Todos los insectos y animales tienen el lugar que Dios les dio en el ciclo de la vida; la destrucción de ese ciclo convierte en plagas a animales e insectos que de otra manera son útiles. El trabajo de las lombrices, las ardillas y los topos en prevenir la erosión del suelo y hacer posible la absorción necesaria del agua en la tierra es muy grande. Pero las serpientes y los coyotes, entre otros, impiden que estos se multipliquen sin control, y a ellos a su vez otras criaturas los mantienen bajo control.
De manera similar, las hierbas malas tienen su lugar en el plan de Dios, pues penetran profundamente en el subsuelo y sacan a la superficie minerales necesarios.
Tratar a las hierbas malas como un enemigo en lugar de como un aliado que Dios nos ha dado es menospreciar la creación. A las hierbas malas con razón se les ha llamado «guardianes del suelo» por su trabajo de restauración.
Pasteur comentó una vez que, en el contagio de enfermedades, el suelo lo es todo; o sea, que la salud física del receptor es el factor determinante. Sir Albert Howard, en sus experimentos en India, demostró la resistencia que el ganado, alimentado propiamente con alimento cultivado en suelo saludable y bien balanceado, tenía para las enfermedades:
Mis animales de trabajo fueron seleccionados con el mayor cuidado, y se hizo todo lo posible para proveerles alojamiento apropiado y comida verde fresca, heno y grano, todo producido en terreno fértil. Claro que me interesaba muchísimo observar la reacción de aquellos bueyes bien escogidos y bien alimentados a las enfermedades como la peste bovina, la septicemia y la fiebre aftosa que frecuentemente devastaban los campos.
A ninguno de mis animales se segregó; a ninguno se vacunó; frecuentemente entraban en contacto con animales enfermos. Puesto que mi pequeña granja en Pusa estaba separada solo por una cerca de plantas baja de uno de los establos grandes de la hacienda Pusa, en el cual a menudo había brotes de aftosa, he visto varias veces a mis animales frotando sus narices con enfermos de aftosa.
Nada sucedió. Los animales sanos bien alimentados reaccionaron a la enfermedad como las variedades apropiadas de sembrados reaccionan a las plagas de insectos y hongos cuando se cultivan como es debido. No hubo contagio.
La tierra misma se la debe tratar con respeto. La destrucción insensata de microorganismos, que son básicos para la fertilidad del suelo, está resultando en daño extenso en muchas áreas. Lo mismo es cierto de la insensata modificación de áreas del drenaje natural. La introducción de nuevos animales en un área hace daño considerable, como lo atestigua el conejo en Australia, donde no hay enemigos naturales del conejo, y tal vez ahora el pez gato asiático (Clarias batrachus) en Florida.

EL CRISTIANO, AL ENFRENTAR EL MUNDO QUE LE RODEA, DEBE DARSE CUENTA DE TRES COSAS:

Primero, el mundo no es un enemigo, ni tampoco un elemento hostil, sino la obra de la mano de Dios y lo que Dios destinó para que estuviera bajo el dominio del hombre bajo Dios. El hombre, por consiguiente, debe trabajar en armonía con la creación, y no atacarla como una fuerza ajena y hostil.
Segundo, aunque el mundo es por naturaleza esencialmente bueno, es también un mundo caído. Adscribirle perfección, y dar por sentado que la manera «natural» es la manera perfecta, no es criswith tiano sino humanista. Debido a que es un mundo caído, y la tierra misma está bajo maldición (Gn 3: 17, 18), lo que es natural no es en consecuencia necesariamente bueno. El hombre tiene una tarea restauradora y sanadora que hacer. No puede buscar hibridación, ni tampoco puede trabajar para mejorar animales.
Debe respetar el patrón básico de la creación y trabajar dentro de su marco de trabajo, pero lo que es, no es para él lo normativo ni lo estándar. Nunca puede decir, como los que siguen la ideología humanista, que todo «lo que es, está bien». Incluso en Edén, antes de la caída, el trabajo de Adán era subyugar, utilizar y desarrollar la tierra bajo Dios.
«Dar vida», por lo tanto, no un retorno al Edén, ni un retorno a un estándar anterior, sino un avance en términos del reino de Dios y el dominio del hombre sobre la tierra.
La lógica del concepto de la perfección de la naturaleza no es solo alimentos crudos y vegetarianismo, sino también nudismo y evitar todas las invenciones y construcciones, incluyendo casas.
Si la naturaleza es perfecta, un retorno a la manera natural de la vida requiere el abandono de todos los artificios y construcciones humanas. Cocinar, vestirse y tener viviendas llegan a ser refinamientos nada naturales y por consiguiente tabúes. Sin embargo, pocos de los que abogan por un retorno a la naturaleza siguen esa lógica.
En cualquier caso, la creencia de que la naturaleza sea normativa es anticristiana y claramente no bíblica. Es Dios quien es normativo, y sus leyes las que gobiernan al hombre y a la naturaleza, así que el mundo que nos rodea es por completo obra de la mano de Dios, y aunque caído, es tan completamente gobernado por la ley de Dios como lo es el hombre.
Tercero, la hibridación y el yugo desigual son una falta fundamental de respeto a la obra de Dios que lleva a la experimentación fútil, como el trasplante de órganos, que representa ganancia estéril y limitada en algunos aspectos, y una pérdida básica de perspectiva moral en todo aspecto. Para el evolucionista, el mundo es fértil con potencialidad porque no es fijo ni establecido en un patrón.
Para el creacionista, la fertilidad y el potencial del mundo descansa en sus patrones vitales, en su fijeza, por los que el hombre puede trabajar productivamente y con plena seguridad de éxito. El conocimiento y la ciencia requieren una base de ley, fijeza y patrón. Sin esto, no hay ciencia ni progreso. La hibridación es un intento de negar la validez de la ley.

Su castigo es una esterilidad forzosa. En todo, donde el hombre busca potencial mediante la negación de la ley de Dios, la pena sigue siendo la misma: ganancias limitadas y esterilidad de larga duración.