14. LEYES DIETÉTICAS

INTRODUCCIÓN

La ley bíblica regula claramente el comer y beber. Las leyes de la dieta, o leyes kosher, son por lo general bien conocidas, pero, por desgracia, aquí como en todo lo demás el hombre en su perversidad ve la ley, que fue ordenada como un principio de vida, más bien como una restricción de la vida. Es más, el principio bíblico de comer y beber no es ascético; el propósito de la comida y la bebida no es solo preservar la vida, por importante que eso sea, sino una parte del disfrute de la vida.
El cuadro usual del monje o sacerdote medieval robusto, gordinflón, como de alguna manera réprobo, lo opuesto del santo ascético enflaquecido quizá necesita revisión. Según las Escrituras, «es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor» (Ec 3: 13). Nótese que dice «todo hombre». De nuevo, «He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque ésta es su parte» (Ec 5:18). Sin embargo, se debe notar que «Todo aquel que lucha, de todo se abstiene» (1ª Co 9: 25).
En Génesis 1:29, 30 parece que, antes del diluvio, se da permiso solo para que se coma alimentos no carnívoros, en tanto que en Génesis 9: 3 se da permiso para comer carnes. No hay razón para dar por sentado que algún retorno a esta dieta original sea posible. De nuevo, hay razón para pensar que, después de todo, se haya concedido el permiso para comer carnes.
Dios vistió a Adán y Eva caídos en trajes de pieles (Gn 3: 21), y el uso del ganado apareció muy temprano. Muy temprano, con Jabal, de la línea de Caín, apareció la especialización en el trabajo ganadero (Gn 4: 20), lo que indicaba que había demanda de carne. Las instrucciones de Dios antes del diluvio se refieren a la distinción entre bestias limpias e inmundas según estaba establecido, lo que indicaba la legitimidad de la distinción por lo menos para el sacrificio y probablemente para la comida.
Además, la autorización para comer carne es divina y sigue sin cambio. Una de las características de los espíritu engañadores y doctrinas de demonios en «los postreros tiempos» es que «prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad» (1ª Ti 4: 1, 3). El vegetarianismo religioso, por tanto, se condena enérgicamente.
Las leyes de dieta aparecen en varios pasajes, y de manera central en Levítico 11. La reacción de la mayoría de las personas a esta legislación es que es extraña, difícil y opresiva si se sigue. En realidad, las leyes mosaicas de dieta son básicas a los patrones de casi todo país cristiano. Ciertas brechas notables de estas leyes son evidentes, pero en lo principal se obedecen.
Al examinarlas, un problema es la traducción de algunos de los nombres de animales. Así, el «conejo» de Levítico 11:5, se dice que es el «hurón sirio, una forma de conejo de roca», y también llamado «tejón de roca», pero no es seguro.
Nuestro propósito no es examinar a cada animal en particular sino entender las clasificaciones generales que se usan. Según Levítico 11:3, «De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis». También se citan las excepciones a esta regla. Con respecto a los animales de mar, se requieren aletas y escamas, o de lo contrario el alimento se prohíbe (Lv 11: 9-10).
También, se da una lista de animales prohibidos (Lv 11: 12-19). Se prohíben los insectos que se arrastran, y, excepto por unas pocas excepciones, también todos los insectos alados (Lv 11: 20-23). En Levítico 11: 29, 30 se cita una variedad de animales como prohibidos. Se prohíbe que se coma sangre (Lv 17: 10-14; 19: 26), así como también la grasa animal (Lv 7: 23-25). También se proscriben animales muertos (Dt 14: 21). Estas reglas aparecen en Deuteronomio (14: 3-20) así como también en Levítico. En ambos casos, se dan como ley de santidad (Dt 14: 1-3; Lv 11: 44-47).

CIERTAS REGLAS GENERALES APARECEN EN ESTA LISTA:

Primero, se prohíbe por principio que se coma sangre; el animal no se puede estrangular; se le debe degollar y desangrar. Esta regla se vuelve a indicar en Hechos 15: 20.
Segundo, animales muertos, o sea, que no han sido degollados, también se descartan. En ambos casos, la mayoría de los países cristianos están de acuerdo. Las culturas paganas no tienen objeciones normalmente ni para animales muertos ni para sangre. Para algunos, hallar un animal muerto es hallar una golosina.
Tercero, se prohíben las grasas animales. Esta regla no ha sido observada, pero es significativo que el consejo médico moderno tiende a regular en contra de las grasas animales. La prohibición bíblica no se extiende a las grasas vegetales, ni, al parecer, a las grasas de aves.
Cuarto, con respecto a animales y pájaros, y, en la mayoría de los casos, peces también, los animales de rapiña se prohíben como alimento. Aquí también la ley bíblica ha alterado radicalmente los gustos del mundo occidental. Muchas de las golosinas antiguas incluían carroñeros.
Entre los mariscos, se prohíben los moluscos por esta razón.
Entre los peces, la excepción parcial es la carpa, que se permite, y no se incluye en la clase prohib`ida, puesto que tiene aletas y escamas. El bagre, sin embargo, se prohíbe. Al comer carnes kosher, se prohíbe los órganos «carroñeros », o sea, los órganos que limpian las impurezas del cuerpo. Algún testimonio médico reciente tiende a respaldar esta prohibición.
Se prohíben a las claras los riñones (Éx 29: 13, 22; Lv 3: 4, 10, 15; 4: 9; 8: 16, 25); y estos mismos versículos también se refieren al hígado. Estos órganos estaban dedicados, o sea, se debían quemar en el altar y no comerse. En la actualidad los judíos consideran el hígado como carne kosher. La versión Reina Valera Revisada, limita la prohibición a «la gordura de sobre el hígado» (Éx 29: 13); otras versiones lo traducen como «la membrana».
La versión La Biblia de las Américas lo traduce como «lóbulo» del hígado. Bush dice con claridad que «lóbulo» es la lectura correcta, o sea, «el lóbulo mayor del hígado», y probablemente la vesícula biliar, que «está sujeta a esta parte del hígado», también se prohíbe como alimento.
Quinto, los animales carnívoros son alimento prohibido, como lo atestigua el león, el perro y similares. Y, sin excepción, los países influidos por la ley cristiana evitan estos animales. En las sociedades paganas, como también en algunas tribus indígenas estadounidenses, al perro se le considera alimento selecto.
Hasta aquí, las divergencias modernas son ligeras. Las excepciones marcadas son el caballo en Francia, y el puerco y mariscos en la mayoría de los países. Los puercos como carroñeros están prohibidos, y el hecho de que algunas autoridades los citan como transmisores de más de 200 enfermedades es de notarse, como también el hecho de que es casi imposible eliminar todas estas al cocinar.
Sexto, como es evidente, están permitidos los animales herbívoros, a menos que no rumien el bocado o no tengan hendida la pezuña. Se prohíbe por tanto el caballo. Las aves que se alimentan de grano también están entre los alimentos permitidos, pero no las aves de rapiña.
Séptimo, Están prohibidos casi todos los insectos excepto los de la familia de los saltamontes. Estos se permitían pero no eran alimentos apreciados, sino por lo general como alimentos de supervivencia (Lv 11: 22). Cuando Juan el Bautista vivió en el desierto para tipificar la destrucción venidera y la huida del pueblo, vivía de langostas y miel silvestre (Mt 3: 4), o sea, vivía de la tierra para tipificar alimentación de supervivencia que llegaría a ser la dieta nacional para los que sobrevivirían la destrucción venidera.
Octavo, no se da legislación respecto a frutas, granos, huevos y legumbres. Todos estos son legítimos y no requieren líneas de división como entre las carnes. El sabor, el valor y el carácter práctico son las reglas que gobiernan aquí.
Noveno, aunque reglas muy obvias de salud aparecen en las prohibiciones legales, el principio primordial de división es religioso, del cual el aspecto médico e higiénico es un aspecto subordinado. Los términos que se usan son limpios e inmundos, y los animales prohibidos son una abominación; claramente se tiene en mente la pureza religiosa y moral, de la cual la pureza higiénica es una parte.
Décimo, no solo que se prohíbe la carne de animales que aparecen muertos, sino también la de los animales destrozados por bestias salvajes (Éx 22: 31); y tal animal, si se moría, había que dárselo a los perros. Puesto que los extranjeros no tenían escrúpulos en cuanto a comer la carne de animales que morían, y a menudo los favorecían, tales animales se podían honestamente vender por lo que fuera a los extranjeros (Dt 14: 31). No se hace ningún intento de regular la dieta de los que no son creyentes.
Once, también se prohíben todos los alimentos y líquidos que permanecen en recipientes sin cubierta en la carpa o habitación de un hombre moribundo o muerto (Nm 19:1 4, 15). El propósito aquí es preservar la limpieza en un sentido total.
Doce, como se notó con respecto a otras leyes, se prohíbe cocinar al cabrito en la leche de su madre (Éx 23: 19; 34: 26; Dt 14: 21). Las tablillas de Ras Shamra indican que esa manera de cocinar era un ritual sagrado cananeo. Parece que las sectas de la fertilidad creían que podían estimular o destruir la fertilidad a voluntad, puesto que estaba bajo su control.
Trece, por reverencia a la lucha de Jacob con el Ángel del Señor, los israelitas se abstenían del tendón de la cadera (Gn 32: 32). Sin embargo, esto no era ley.
Catorce, con la moderación como regla, los vinos eran una parte aceptable de la dieta. Los licores destilados son invención moderna. Los vinos eran una parte de las ofrendas legítimas a Dios (Nm 15: 5, 7, 10). El uso de vinos, por ser gobernados por Dios, y gobernados por su ley de temperancia, era en todo moderado. Hasta este día, el alcoholismo es raro entre los judíos. Las advertencias del Nuevo Testamento contra la intemperancia son muchas (Ef 5: 18; 1ª Ti 3: 3, 8; Tit 1: 7; 2:3; 1ª P 4:3, etc.).
Por otro lado, San Pablo instó a Timoteo que bebiera un poco de vino por razones de salud (1ª Ti 5:23). El vino se solía tomar mezclado con agua (2ª Mac 15:39).
En la era patriarcal, la dieta incluía no solo carnes sino también hortalizas y legumbres (frijoles, arvejas, lentejas) como alimento favorito (Gn 25: 34). También se mencionan la miel, las especies y las nueces (Gn 43: 11). La leche era un artículo importante en la dieta de Israel, pero se usaba más que leche de vaca.
También se menciona la leche de cabras y ovejas (Dt 32: 14; Pr 27: 27). Se menciona a menudo la mantequilla (Dt 32: 14; Pr 30: 33), como también el queso (1ª S 17:18; 2ª S 17:29). Las pasas e higos secos eran comunes (1ª S 25:18), tortas de dátiles (2ª S 16: 1), y cosas parecidas. Se favorecía la carne de animales salvajes (1ª R 4:23; Neh 5:18), además de las carnes domésticas.

¿HASTA QUÉ PUNTO SON TODAVÍA VÁLIDAS PARA NOSOTROS LAS LEYES DIETÉTICAS MOSAICAS?

Por lo común se cita Hechos 10 como la abolición de las antiguas restricciones dietéticas. No hay razón para esta opinión. La visión de Pedro no le instruyó que comiera puercos, perros, gatos y cosas parecidas, sino que lo preparó para la llegada de los criados de Cornelio. Los gentiles debían ser recibidos en el reino:
«Lo que Dios limpió, no lo llames tú común» (Hch 10: 15). Pedro no vio el significado de la visión como permiso para comer alimentos prohibidos. Más bien dijo: «Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo» (Hch 10: 28). No hay evidencia en el capítulo de que la visión haya tenido algo que ver con dieta; tuvo todo que ver con la Gran Comisión y la admisión de los gentiles en el reino.
No obstante, en Colosenses 2: 16, 17 hay en una clara referencia a las leyes dietéticas:
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
La significación de esto se ha notado con respecto a la ley del sabbat. La ley del sabbat ya no es ley para nosotros, y ya no es una transgresión civil ni religiosa errar en la observancia de uno, pero sigue siendo un principio de vida y una regla moral. De modo similar, las leyes dietéticas no son legalmente obligatorias para nosotros, pero nos proveen un principio.
Los apóstoles, al pasar al mundo gentil, no permitieron que la dieta fuera una barrera entre ellos y los gentiles. Si les servían puerco o camarones, lo comían. Ellos mismos mantenían las reglas kosher como reglas de Dios para la salud y la vida. San Pablo reprendió a San Pedro cara a cara cuando éste se alejó de los gentiles, con quienes había estado comiendo, debido a que temió la crítica de parte de algunos judaizantes (Gá 2: 9-15).
Con referencia a nuestra salvación, las leyes dietéticas no tienen significación, aunque el fariseísmo le da tal significación (Gá 2: 16). Con referencia a nuestra salud, las reglas de la dieta siguen siendo válidas. No observamos el sabbat de Israel, pero sí observamos el Día del Señor. No consideramos la legislación kosher como ley hoy, pero si la observamos como una norma sólida para la salud.
Es irónico que los clérigos que niegan que Colosenses 2: 16 tenga alguna referencia al sabbat lo usen para negar cualquier validez de las leyes de la dieta. Si se abrogan por completo las leyes dietéticas, también el sabbat. Pero ambos permanecen, no como leyes sino como principios para la salud del hombre, El sabbat para el espíritu del hombre, y las reglas de la dieta para el cuerpo del hombre.

Nuestra observancia de esta reglas dietéticas nunca debe colocar una barrera entre nosotros y las demás personas sino hacerlo para salud y prosperidad en Cristo.